Mantener siempre atentos los oídos
al grito de dolor de los demás
y escuchar su llamada de socorro,
es Solidaridad.
Mantener la mirada siempre alerta
en busca de algún náufrago en peligro,
es Solidaridad.
Sentir como algo propio el sufrimiento
del hermano de aquí y del de allá
hacer propia la angustia de los pobres,
es Solidaridad.
Llegar a ser la voz de los humildes,
descubrir la injusticia y la maldad,
denunciar al injusto y al malvado,
es Solidaridad.
Dejarse transportar por un mensaje
cargado de esperanza, amor y paz,
hasta apretar la mano del hermano,
es Solidaridad.
Convertirse uno mismo en mensajero
del abrazo sincero y fraternal
que unos pueblos envían a otros pueblos,
es Solidaridad.
Compartir los peligros en la lucha
por vivir en justicia y libertad
arriesgando en amor hasta la vida,
es Solidaridad.
Iara Blanco